La última etapa de nuestra visita canónica por las casas de África, realizada en nombre del P. General Frank Gerardo Pérez Alvarado, nos llevó, junto a Fray Salvador Morales, hasta la «Comunidad del Buen Pastor», ubicada en nuestro «Centro Zagal», en el margen de Yopougon, una de las principales ciudades del área metropolitana de Abiyán. Se trata de la comunidad más joven de la provincia Luis Amigó, erigida canónicamente el 19 de septiembre de 2023, y conformada por los hermanos Ange Loboue, Tim Fechtner y seis hermanos juniores: Jean-Marie Vianney, Nicolas, Jonas, Luc-Marie, Archilles y Victor.
Nos encontramos con una comunidad en pleno proceso formativo, en todos los sentidos. Además de ser el hogar del juniorado “collegialiter”, destinado a los juniores de primer y segundo año, también es un espacio de crecimiento espiritual y apostólico. Tras finalizar el noviciado, los juniores comienzan sus estudios en el Centro de Estudios de La Salle en África (CELAF), donde durante tres años estudian pedagogía, filosofía e introducción a la teología. Pero su formación no se limita a lo académico: son introducidos en el apostolado amigoniano y, cada miércoles y domingo por la tarde, dedican tres horas a acompañar a los niños en situación de pobreza del barrio de Andokoi, donde está ubicada la comunidad. Además, los sábados colaboran en la catequesis de la parroquia.
La parroquia “Saint Andreas”, administrada por los Franciscanos Menores, mantiene una relación de fraternidad y colaboración con nuestros hermanos. Durante el encuentro con el párroco, el Padre Innocent OFM, pudimos apreciar su gran espíritu de acogida y hospitalidad, virtudes fundamentales en su labor pastoral dentro de un barrio afectado por la precariedad y la informalidad urbana. Muchas de sus calles carecen de canalización, las aguas residuales corren a cielo abierto y los niños descalzos juegan entre ellas.
En este contexto desafiante, el «Centro Zagal» se erige como un verdadero signo de esperanza. Durante el día, 30 adolescentes y mujeres jóvenes reciben formación profesional en pastelería, lo que les permite generar ingresos y construir una vida con dignidad y autonomía. Algunas de ellas son madres jóvenes, y sus hijos son atendidos mientras ellas asisten a los cursos. En nuestro encuentro con estas jóvenes y sus formadoras, fuimos testigos de su enorme motivación para salir adelante y de su gratitud por la oportunidad brindada y el acompañamiento recibido.
Otra fuente de esperanza es la «puerta abierta» para los niños los miércoles y domingos. Gracias al apoyo escolar de los hermanos juniores, el acceso a un entorno seguro de juegos y una merienda compartida, los niños del barrio experimentan una reafirmación de su dignidad. En Yopougon, según el P. Ange, esta es la zona con la situación social más crítica y la peor reputación dentro del gran Abiyán.
Uno de los momentos culminantes de nuestra visita fue el encuentro de las dos comunidades de Abiyán con motivo de la bendición del mural en la nueva capilla de la comunidad. La celebración incluyó una eucaristía muy participativa y concluyó con una barbacoa “a lo Fray Tim”, animada por juegos, cantos y bailes. El mural es una hermosa síntesis de las tres figuras centrales de nuestra espiritualidad: el Buen Pastor, que carga sobre sus hombros un cordero; el corazón encendido y dolorido de María; y San Francisco, mensajero de paz para la humanidad y la madre tierra.
Tras casi dos semanas recorriendo nuestras comunidades en África, regresamos a Roma con el corazón lleno de signos de esperanza: comunidades jóvenes y entusiastas que valoran la vida fraterna, un crecimiento vocacional no solo en Costa de Marfil y Benín, sino también en Togo, de donde proviene nuestro primer postulante, y una estrecha relación con las parroquias, la vida consagrada y la Iglesia local. Además, los programas amigonianos continúan respondiendo a las grandes necesidades de la niñez y la juventud, con un desarrollo y ampliación constantes. Todos estos signos nos confirman que el Espíritu nos llama a ser sus instrumentos en este continente fascinante y desafiante a la vez.
Queremos expresar nuestra profunda gratitud a nuestros hermanos en África por su acogida fraterna, por cada detalle y gesto de cariño, y por permitirnos ser testigos de esta realidad congregacional llena de esperanza. Gracias.
Fr. Jens Anno Müller