“Las condiciones de trabajo en las asociaciones. Un servicio según la justicia y la caridad”
El jueves 28 de abril del presente año, desde las 09:00 hasta las 19:30 horas tuvo lugar el Encuentro anual en un aula de la Congregación de la Curia General de los Jesuitas, en Roma hasta donde me desplacé como representante de los Cooperadores Amigonianos, siendo designada por el CDI para la misma.
Contamos con varias ponencias, todas ellas enfocadas en lo que el Dicasterio plantea siguiendo de forma estricta el articulo 134 que dice “el Dicasterio acompaña a los grupos y reconoce el origen de acuerdo al Derecho Eclesial de cada grupo en sus estatutos, siguiendo una actitud constante de escucha y discernimiento a través de párrocos, sacerdotes, miembros de las asociaciones, etc”. Todo ello centrado en el trabajo dentro de las Asociaciones y basado en la justicia y la caridad.
El saludo inicial estuvo a cargo del Cardenal Kevin Farrell, quien hizo especial énfasis en la dignidad humana y cristiana, garantizada por el Dicasterio, siguiendo las normas de cada país; recalcando en varias oportunidades la importancia de que los miembros que trabajan en Asociaciones y dedican mas de 8 horas a la misma, deben recibir un salario, a la vez que se garantiza su Seguridad Social y la asistencia sanitaria. Esto, dijo su Eminencia, es “proteger la dignidad humana y cristiana”. “El trabajo debe ser digno y respetuoso con la persona y la familia”; esto dice el Santo Padre el Papa, pues es una responsabilidad con corazón de Buen Pastor. “Garantizar condiciones de Justicia y Caridad en el trabajo, no aminora la fé, el carisma; al contrario, nos transforma en Luz”.
Recalcó igualmente en que un movimiento es un miembro vivo de la Iglesia y que “no hay que tener miedo de responder mejor a las necesidades de los mismos”. El movimiento debe salir al encuentro.
La Ponencia del Prof. Luis Navarro, Rector de la Universidad de la Santa Cruz en Roma “Trabajar por el Reino en las asociaciones, respetando la justicia, la caridad y la libertad”, hizo referencia al Status Jurídico de los laicos, reiterando la importancia del respeto hacia la persona. Dejó bastante claro que no se consiguen estos objetivos, enumerando los estatutos de cada Asociación, sino creando una cultura que “respire el respeto y la dignidad de cada miembro”, donde los dirigentes deben ayudar al crecimiento personal de cada uno hasta llegar a la verdadera madurez en Cristo, sin obstaculizar su crecimiento.
También habló del religioso, que debe vivir en pobreza y no tener ninguna propiedad una vez que profesa; bien es cierto que puede recibir un sueldo de acuerdo al trabajo que realiza, pero este pasa directamente al Instituto del que forma parte; incluidas las donaciones, pensiones, etc. Es una “Comunión de bienes”. El Instituto de Vida Consagrada del cual forman parte, debe ayudar al religioso a crecer en madurez. Igualmente indicó que si un religioso abandona la Institución, no se le debe dejar solo; se le debe dar apoyo moral e incluso material si hiciera falta.
Luego hizo su ponencia a través de video llamada y desde Ginebra el Padre Jesuita Pierre Martinot-Lagarde, la cual se basó en el trabajo, los derechos humanos y la OIT.
Nos habló de empleos directos que garanticen la adquisición de habilidades, destrezas, etc para el bienestar personal y colectivo, donde la Asociación debe favorecer en todo momento la mejora personal y respetar el horario laboral; y también de los empleos indirectos, donde las personas que lo realicen también puedan alcanzar un buen nivel de vida y desarrollo económico.
Recalcó la importancia de que la Iglesia revise las condiciones laborales de sus proveedores y de todos sus trabajadores, a nivel de protección social y la cobertura de una serie de riesgos; tomando en cuenta, por supuesto, la realidad de cada país. Su ponencia finalizó recalcando la importancia de actuar siempre por el bien de la persona.
También participó con una ponencia Isabelle Cassarà, quien trabaja en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y nos habló de la “experiencia laboral en las Asociaciones” a través de ejemplos de denuncias donde el
Dicasterio ha tenido que intervenir en favor del laico o miembro retirado de la misma, quien se ha encontrado en total miseria al dejar la Asociación.
La última ponencia estuvo a cargo del P. Philip Milligan, y su ponencia se basó en la “Reglamentación del trabajo en las Asociaciones. Directrices prácticas”
La ponencia se inició con la misma introducción que la de los anteriores: la necesidad de que se trabaje en justicia y caridad.
Seguidamente, hizo toda una exposición sobre el “principio de gratuidad” que resumo de la siguiente manera: definir el trabajo permite entregar gratuitamente parte del tiempo. A esas horas de dedicación remuneradas, se pueden sumar horas gratuitas, previamente establecidas de acuerdo con las necesidades y objetivos de la Asociación a la cual se pertenece.
Igualmente recalcó la importancia de pertenecer de forma “totalmente libre” a la Asociación; es decir, la pertenencia no debe ser pasiva, sino activa. No quedarse en la misma porque no se tiene nada mas o no se tiene a donde ir.
Finalizó recalcando la importancia de la formación del cristiano y en la dificultad que existe debido a que la Sociedad no está preparada para estos cambios; por lo tanto, se plantea la urgencia de trabajar en ello, recalcando el valor de la persona. Hay que “formar para transformar” y que el trabajar en justicia y equidad, nos permite establecer las bases del buen funcionamiento para evitar daños posteriores.
Seguidamente, nos dirigimos al Centro Juvenil San Lorenzo para la celebración de la Eucaristía.
María Eugenia Fernandez Sosa