Galatone, ciudad milenaria en Salento, lugar amigoniano italiano por excelencia, que acogió el carisma amigoniano, llevado por los primeros frailes amigonianos que salieron de España, hace casi 100 años, celebró el día jueves, 2 de diciembre, otro gran evento del espíritu amigoniano.
El joven religioso Helbert Antong ha profesado en manos del P. General, Frank Pérez Alvarado entregar su vida a Cristo y ha firmado en el altar vivir para siempre en la Congregación de los Terciarios Capuchinos según los consejos evangélicos, realizando así la misión amigoniana.
Esta profesión es motivo de una gran alegría y una nueva esperanza para la familia amigoniana en Italia. Es un signo de que pertenece a una Congregación internacional, que está buscando la forma de crecer en comunión, misión y solidaridad. Signo de este caminar junto con toda la Congregación fue la presencia de 15 religiosos y religiosas amigonianos de siete países: Filipinas, España, Colombia, Costa Rica, Venezuela, Alemania y, por supuesto, Italia.
Otro motivo de gran alegría fue la participación de numerosos laicos, todos identificados con el espíritu amigoniano, y un ex seminarista que había vivido con la comunidad amigoniana hace 60 años.
La celebración se ha dividido en dos partes: la eucaristía en el ambiente familiar y espiritual, y por tanto la participación en un ágape fraterno. El momento más significativo fue la postración de fray Helbert en el suelo, delante del altar, expresando así su entrega total a Dios. Esta ofrenda a Dios, acogida por la Iglesia, fue acompañada por las letanías de los santos, representantes de la Iglesia de todos los tiempos, invocados para asistir y acompañar a Helbert en su santo propósito. Esta ofrenda de toda la vida significa morir a sí mismo, al hombre viejo, para renacer en Cristo. Como signo visible de esta entrega total a Dios algunas chicas del proyecto educativo de las hermanas terciarias capuchinas han esparcido pétalos de rosas sobre Helbert, tendido en el suelo.
Pero antes de este momento emocionante, el P. General en su homilía destacó que vivir la consagración a Dios en la vida religiosa es como construir una casa sobre la roca. Esto se concreta primero en la escucha de la palabra de Dios, con una escucha profunda, y luego con la disponibilidad de poner en práctica lo que hemos escuchado. Así podemos llegar a ser todos, religiosos y laicos, verdaderos discípulos de Jesús, que el mundo espera mucho de nosotros.
Al final de la misa fray Helbert con algunas palabras personales agradeció al Señor, a sus padres, a su familia, a la congregación, a las religiosas, a los laicos amigonianos, al coro Santu Luca, y a todos los que han preparado esta hermosa fiesta. Después del gran aplauso y la bendición todos hemos hecho honor al ágape preparado en el segundo piso para continuar la fiesta, una fiesta donde se realizó nuevamente el milagro de Pentecostés: además del italiano si podía escuchar varias lenguas: pullés, español, valenciano, tagalog y alemán. Pero todos se comprendieron en el espíritu de comunión.
Helbert nació el 13 de julio de 1987 en General Santos, una ciudad en la isla de Mindanao, Filipinas. Entró en el seminario en Cavite, cerca de Manila, para ser aspirante, postulantado y noviciado y para estudiar filosofía y teología. Por eso ha realizado una experiencia pastoral en Colombia, otra en la parroquia de Makati y una tercera en la casa de los niños de la calle «Friendshiphome» en Manila. Desde enero de 2021 pertenece a la comunidad intercultural de Galatone (uno español, uno colombiano y un filipino, y también dos religiosas italianas y una española), donde colabora en las actividades de la pastoral social.
Fr. Jens Anno Müller