Padre Urbano García Revilla

Ser Humano Cabal, Religioso Creativo, Sacerdote Fiel

Homilía pronunciada por el P. Marino Martínez Pérez Superior. General, Misa Exequias Padre Urbano

COMUNIDAD DE CALDEIRO, PARROQUIA NUESTRA MADRE DEL DOLOR

Miércoles 13 de diciembre de 2017

 

En este tiempo de Adviento, cuando todo nos habla de preparación inmediata para el nacimiento del Salvador; cuando los creyentes nos dedicamos a esperar al Dios que nace en nuestros corazones y allí quiere crecer, en este tiempo de gracia y de amor, nace para el cielo el querido padre Urbano García Revilla. No tuvo que esperar el nacimiento de Jesús, Él vino a buscarlo como a uno de los suyos, sus predilectos y se lo lleva para quedarse con Él para siempre, en la fidelidad de Dios para con quienes lo aman.

Nace el Padre Urbano en la población de Los Tremellos, en Burgos, el once de noviembre de 1930: Hacía poco había cumplido los 87 años y el Señor lo llamó para sí; en este tiempo de adviento, cuando todos nos preparamos para recibirlo, Él vino para buscarlo y llevarlo a vivir con Él.

Tenía doce años, cuando ingresa al seminario menor en Pamplona, allí hace los primeros años de latines antes de pasar al noviciado en Godella y celebrar su primera profesión en el mismo lugar, apenas con 17 años. Comienza su formación, para lo que va renovando anualmente sus votos, hasta profesar perpetuamente en el mismo Godella, cuando apenas tenía 24 años y ya había trajinado – enviado por la obediencia religiosa – por Santa Rita en la Patilla, el Colegio Luis Amigó, y la Casa del Salvador de Amurrio. Celebrar la profesión perpetua, decirle a Él que le pertenecemos por siempre, en la flor de la vida, es el acto de humanidad más sublime que distingue la Vida Consagrada, y que hecha por un joven de 23 años, como lo era el P. Urbano, tiene sabor de infinita eternidad.

Muy poco tiempo pasa, apenas un año, cuando el Padre Urbano García es ordenado sacerdote, consagra su vida al ministerio, en la ciudad de Salamanca, en donde realiza sus estudios teológicos.

Casi de inmediato, al terminar su licenciatura en teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, el P. Urbano es destinado a Colombia, en Medellín, para ser el prefecto de los estudiantes de teología que allí en este centro, referente como lo era en España Amurrio, lo era en Colombia la Escuela de Trabajo San José, en la  reeducación como carisma específico de la Congregación amigoniana. De Fontidueño pasa por un breve período al Seminario San José de la Estrella, la cuna de la formación que fue en Colombia y en donde tuve la inmensa felicidad de encontrarlo, siendo el prefecto de los pequeños y profesor de latines – y qué bueno que era – tanto de poder decir que lo que sabemos de latín de él lo aprendimos por sus métodos, por su calidad humana, por su dedicación y pasión por la persona.

Del seminario menor es enviado a Bogotá a dar inicio a un proyecto de trabajo con chicos con problemas de conducta en la localidad de Cajicá. Era un centro muy antiguo en su construcción y al cual el Padre Urbano con sus dotes visionarias de arquitecto dedica con cariño tiempo para hacer de él un lugar amable, acogedor y con sentido pedagógico. Y desde ahí mismo comienza a asesorar desde su visión pedagógica y del sentido educativo de nuestro carisma, lo que sería el nuevo Centro de Orientación Juvenil Luis Amigó, que desde entonces es administrado por la Congregación.

Por un breve período el P. Urbano regresa a España para prestar sus servicios en la formación de los teólogos en Dos Hermanas en el Centro Internacional de Estudios. Allí estuvo como formador y administrador y de nuevo regresa a Colombia en donde permanece del año 1971 al 1977, cuando regresa definitivamente a España.

Algo que muchas personas recordarán de la vida del P. Urbano con infinito agradecimiento, serán los niños que por su intermedio y por las buenas relaciones que él tenía con el Instituto de Bienestar Familiar de Colombia, en donde en su junta nacional tenía asiento en representación de la Congregación, serán los niños adoptados por familias españolas; a ellos les hacía un cierto seguimiento; le conocí un álbum en donde reseñaba cada caso y conocía en dónde estaba, qué hacían y cómo había transcurrido su vida; en 1999, en Burgos le acompañé a una fiesta de primera comunión de uno de estos niños, y el Padre Urbano era como el papá abuelo de esa familia adoptante. Y Urbano recordaba esto con cierta fruición y complacencia personal. No en vano para él los recuerdos sobre Colombia eran música orquestada, y cuando algún hermano colombiano se acercaba por los lugares en donde él vivía, era como el espacio para el encuentro con momentos del dulce ser y vivir.

Inicia pues un nuevo periplo del P. Urbano por diferentes misiones apostólicas en España; lo vieron pasar sirviendo, con su genio y carácter, con su rectitud y pulcritud administrativa, y con sus cabezonadas que un horizonte tenían, lo tuvieron allí sirviendo en el EPLA de Godella, en la primera época de Caldeiro del 83 al 89; posteriormente regresa a Valencia al Convento de Monte Sión entre 1989 y 1998 dedicándose a la administración del Colegio, dejando huellas profundas en esa Institución; por un breve período va a su natal Burgos, en donde se dedica a investigar la historia de su pueblo Los Tremellos, dejando un texto aún sin publicar;  nuevamente regresa al Colegio Caldeiro en Madrid  como administrador entre el 20101 y 2004 y desde este año hasta el momento en que pasa a la casa del Padre, como coadjutor primero y finalmente como colaborador da la Parroquia Nuestra Señora del Dolor, esto sí, sin nunca dejar de soñar qué más podría hacer por el Colegio y los niños.

Fallece en la Comunidad del Caldeiro al amanecer del día 12 de diciembre de 2017. Una fecha que podría ser inocente, pero que a la luz del creyente se llena de sentido. En esta fecha América celebra con inmensa alegría y amor la fiesta de la Virgen de Guadalupe patrona de la América hispanoparlante. El Padre Urbano claramente tenía dos patrias y creo que ni él mismo se decantaba del todo por alguna, pues de cada una tenía momentos especiales; pero este fraile y sacerdote que nace en España, que vive momentos de plenitud en Colombia a la que nunca más olvidó y llevaba en su corazón, devuelve su alma al creador en la fecha de la fiesta de la Madre Guadalupana. Para un  creyente, este acontecimiento tiene lecturas desde la fe.

Fue Urbano García Revilla un hombre de garra, de temperamento y de talento reconocido por todos. Con inmensa capacidad de protección por los niños, en especial por aquellos que no tenían muy definidos sus horizontes, porque sus familias no eran de mucho apoyo o porque se habían desviado del camino… ellos eran dueños preferenciales de su corazón de padre amoroso. Hombre de una inmensa pasión creativa que lo llevaban hasta la intrepidez con tal de conseguir lo que quería para “mis muchachos” como los llamaba. Su capacidad de liderazgo – a veces cabezón – no era discutible; cuanto emprendía lo llevaba a buen fin. No era el líder emprendedor que ponía a trabajar a los demás; Urbano era como se dice en Colombia de hacha y machete, o como lo dice el Papa Francisco, Urbano mantenía el delantal puesto, siempre disponible para el servicio y por eso para él era igual barrer que lavar pisos, que cavar la tierra, plantar achiras, poner agua y abono a lo plantado y cuidar e invitar con esmero a darle atención a lo creado.

Como religioso, servicial, comprometido, fiel a los horarios, transparente con los dineros que se le confiaban, a veces hasta el capricho de decir no suelto un céntimo que no tenga certeza de que será usado en los chicos. Cómo le gustaba el buen debate, argumentado con planteamientos claros y seguros, no solo desde la pasión del me gusta, sino desde la solidez de un pensamiento bien formado. Qué buen conversador era el P. Urbano y cómo le gustaba proponer y mantener el tema.

Como sacerdote, pulcro y fiel en el servicio del altar; sus homilías jamás fueron improvisadas; el respeto por sus oyentes y la fidelidad a la Palabra, además del buen teólogo que era, le hacían prepararse con tiempo y oración. Qué capacidad de comprensión al ser humano tenía cuando escuchaba en confesión o acompañaba desde la dirección espiritual. Tenía el don del discernimiento con las personas que acompañaba o aconsejaba.

Este es el hombre, el religioso, el sacerdote que conocí y que el Señor se ha llevado a vivir con Él, para quedarse definitivamente a su lado, en esta fecha tan hermosa para el creyente, la fiesta de la Virgen de Guadalupe quien festivamente lo habrá recibido al lado de su Hijo Jesús.

El Esposoes el Señor y el tiempo de espera de su llegada es el tiempo que Él nos da,a todos nosotros, con misericordia y paciencia,antes de su venida final; es un tiempo de vigilancia; tiempo en el que debemos tener encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad; tiempo de tener abierto el corazón al bien, a la belleza y a la verdad; tiempo para vivir según Dios, pues no sabemos ni el día ni la hora del retorno de Cristo.

Lo que Jesús nos pide es que estemos preparados al encuentro -preparados para un encuentro, un encuentro bello, el encuentro con Jesús-, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no olvidarnos de Dios.

Casi siempre pensamos en el momento trascendental de la muerte temporal, cuando tengamos la urgencia de dar cuenta de toda nuestra vida, pero todos los días, el Señor nos tiene preparado un suculento banquete: la Eucaristía, losdemás sacramentos, su amor inagotable, el contacto de la oración… El aceite acompaña la presencia de Dios. Representa alimento, luz, medicina, lubricante…

La puerta que nos lleva a Dios siempre tiene que estar abierta. Es una puerta estrecha, pero que siempre permanece libre para quienes aceptan a Cristo como Salvador y le dedican toda su vida.

Esa puerta en el Padre Urbano García Revilla siempre permaneció abierta, aún en sus límites, porque en su corazón habitaba el Dios en quien creyó y quien se lo ha llevado para definitivamente, como Creador, vivir en Él.

 

Fr. Marino Martínez Pérez tc

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