De acuerdo a nuestro Derecho Particular (Constituciones, n. 90 y Directorio, n. 75-76) emprendí, con alegría, hace ya unos meses, la Visita Canónica a nuestras comunidades de esta querida Provincia de San José. Ecuador, Bolivia, Chile, Brasil, Argentina y finalmente Colombia, me acompañaron en ella, en el sur del continente, Fray Salvador Morales y en Colombia el P. José Luis Segarra.
En todo momento he procurado participar activamente en la vida de cada una de nuestras fraternidades, he dialogado con todos los religiosos comunitaria e individualmente –como indica nuestro Directorio– y hemos reflexionado juntos sobre el Documento “Despertar al mundo”, pero, además, he querido superar con decisión la letra –que no el espíritu– de nuestra legislación, reuniéndome y dialogando con los directores, educadores, colaboradores y alumnos de cada una de nuestras instituciones, llegando a impartir incluso –a educadores y colaboradores– algún curso sobre nuestra Identidad y Pedagogía. También he querido encontrarme con los miembros de la Familia Amigoniana que se ha ido formando entorno a cada una de nuestras comunidades, he visitado a las Hermanas Terciarias Capuchinas en donde ha sido posible y hemos realizado la visita a algunos Obispos en sus sedes Diocesanas en un saludo de pertenencia eclecial.
Con todo, el acto central en todo este largo recorrido canónico, lo ha constituido la celebración eucarística compartida con religiosos, laicos y, de modo especial, con nuestras muchachas y muchachos.
Hoy, en el momento de dar por concluido este itinerario, quiero, sobre todo, dar las gracias en nombre propio y en nombre del Consejo General a todos ustedes– queridos hermanos religiosos, seglares y alumnos– que integrán esta querida Provincia de San José:
• Gracias por la alegría, la fe, la esperanza y especialmente por el cariño, con que nos han recibido y arropado en cada una de nuestras Casas.
• Gracias por su identidad amigoniana mostrada en tantas acciones de pertenencia congregacional.
• Gracias por sus gestos de generosidad y fraternidad.
• Gracias por la apertura y apoyo que en todo momento hemos recibido, no sólo de los religiosos, sino también de los seglares y alumnos con quienes nos hemos encontrado.
• Gracias porque en los días transcurridos en cada comunidad hemos podido reflexionar juntos sobre la calidad de nuestra vida consagrada, fraterna, apostólica y de oración. Y esta reflexión no sólo nos ha enriquecido a todos, sino que nos ha impulsado a adquirir un compromiso de superación continua.
• Y gracias, de modo muy especial, a Dios que nos ha acompañado en nuestro recorrido, nos ha iluminado en todo momento y ha contribuido –con su gracia y misericordia, derramadas sobre todos y cada uno de nosotros– a que esta visita haya cosechado los frutos logrados.
Y para terminar, simplemente un deseo, convertido en oración:
– “Señor, que esta visita que ahora termina redunde en un enriquecimiento personal y comunitario de todos, y que nuestras comunidades, fraternidades e instituciones sigan siempre construyendo, con la palabra –y sobre todo con las actuaciones– el Reino de Dios, siguiendo la senda marcada por nuestro querido Padre Fundador, Luis Amigó. Todo esto te lo pedimos por mediación de Nuestro Señor Jesucristo y la intercesión de Nuestra Madre de los Dolores”. Amén.