Como se ha señalado, es un hecho que a cada uno de los actores educativos y formativos le corresponde aportar desde su quehacer como amigoniano lo necesario para que el Departamento de Pedagogía sea el eje central que reúna y dinamice todo lo que tiene que ver con la pedagogía. Por eso, la pregunta central que permite ahondar en sus características y naturaleza radica en ¿es lo pedagógico un intangible que hay que demarcar para que sea visible en distintos ámbitos de la acción amigoniana?

La respuesta a esta inquietud es SI, pues una práctica que se hace pero no se nombra y no se piensa tiende a diluirse en un activismo sin sentido, de ahí que pensar apedagogía en las instituciones es hacer pedagogía.

Esta premisa exhorta a reconocer que el Departamento de Pedagogía se identifica por:

• Asumir éticamente compromisos sociales en los múltiples ámbitos de la acción misional.

• Cualificar la labor apostólica de la congregación en el espacio local, regional, nacional e internacional.

• Ser un espacio conceptual para tematizar a partir de los problemas suscitados por la práctica de los procesos de enseñanza – animación – aprendizaje, en coherencia con la misión y las necesidades de la población que se acoge y atiende en cada una de las obras amigonianas.

• Ocupar el lugar de aquel que tiene el saber principal y como tal, constituirse en el eje directriz de las acciones o intervenciones que se planean en las instituciones y los programas.

• Ser el alma de la planeación de actividades pedagógicas, educativas y formativas que de manera interdependiente construyen identidad en la forma como se transmiten, conservan y generan saberes sociales.

• Saber de los modos en que se debe practicar la pedagogía y la enseñabilidad de los objetos de conocimiento para que un sujeto haga parte de la cultura vigente, en concordancia con la representación que tiene dentro de la interacción social.

• Ser el contenido central de lo que se ofrece a los alumnos, las familias y la sociedad en general mediante el desarrollo de la misión y el apostolado amigoniano.

• Disponer de un método experimentado y científico para orientar el sistema pedagógico amigoniano y evaluar la vigencia del horizonte misional.